¡Debes probar esto!
La fanesca tuvo su origen en la época prehispánica, durante la celebración del Mushuk Nina o Día del Fuego Nuevo. Con esta festividad se daba inicio a un nuevo ciclo de vida del nuevo año. Este plato llevaba el nombre quichua de ‘uchucuta’, que significa granos tiernos cocidos con ají y hierbas.
Entonces llevaba arvejas, habas, mellocos, choclo, fréjol, zapallo y sambo. De esta manera, se aprovechaba la temporada de cosecha de granos tiernos, que comenzaba en febrero con los festejos del Pawkar Raymi.
Durante la Colonia fue común que los españoles hicieran uso de símbolos indígenas para combinarlos con creencias católicas, logrando así un sincretismo cultural y religioso. Este plato fue la muestra de ello y poco a poco se fue popularizando y se convirtió en parte de la tradición del país. Aunque su origen está en la Sierra, en todas las regiones se la consume. En la Costa se reemplaza el chocho por lenteja. También, algunos le añaden maní, para darle más consistencia y un sabor más familiar.
La fanesca va acompañada de bolitas de maíz, huevo duro, maduro, queso y empanaditas. Pero también con su postre.
Según Felipe Romero, decano de la Facultad de Gastronomía de la Universidad de las Américas (UDLA), dice que los postres se daban como una especie de premio por el ayuno que se había realizado durante la Semana Santa y estos son los higos con queso, la chucula, la natilla y el jucho.
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